Quiero compartir este Cuaderno de Recuerdos con vosotros

Sería bonito, tener vuestros recuerdos, y me sentiría muy honrada.

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Alicia Valverde

jueves, 26 de junio de 2014

Universo Letal










Venas azules recorren mi cuerpo. Tengo fijación por ellas, me gusta ver que al soltarlas, después de presionarlas un ratito, saltan cantarinas, diciéndome que hay vida en ellas. Me gustan mis lunares, ya no me salen tantos como antes, aunque hay alguno que otro nuevo que le doy la bienvenida con alegría.

La piel se me ha secado, dejadez por falta de tiempo, por despiste, por entretenerme con otros detalles. Mi pelo se encuentra quemado en las puntas y las cejas nada perfiladas. Aún así, estoy a gusto conmigo misma. Desde fuera creen que algo anda mal.

No hay nada mal, estoy contenta con mi pelo rizado y enmarañado, con mi dejadez natural. Hay cosas más importantes que atender en la oscuridad. Puedo crear, puedo imaginar mundos que jamás viviré, puedo fumarme un cigarro tranquilamente y darme cuenta que me equivoqué en tantas cosas…

Muchas veces tener apariencia desdeñosa es necesario para cambiar la piel. No dejo a casi nadie entrar en mi hogar, sólo a él. Al fin y al cabo, estuvo antes de que todo esto pasara, cuando cada centímetro de mi piel, de mi pelo, de mi aspecto, era aceptable y aparentemente perfecto.

Fue viendo la decadencia, la oscuridad envuelta en mí. La aceptó, abrazó la idea de que jamás volvería a ser la misma. Le miro y noto que no me llena, que no es él, no es él, ni nadie lo será, nadie será capaz de llenar este agujero negro que ensombrece mi alma.

La solución está en mí, en que pase todo esto. Para ello lo tengo que hacer sola. Si él se queda a mi lado, seré capaz de destruirle, si mi mejor amiga trata de levantarme, la hundiré más. Los agujeros negros somos así. Sólo hay que esperar a convertirnos nuevamente en luz. Sólo es cuestión de tiempo y ganas.

Las ganas las tengo, me quiero lo justo para saber que esto pasará. Pero durante el proceso, centro mi atención en esos lunares, en esas venas, en esas uñas mordidas y ese pelo desgarbado.

Vuelvo a mi cama, me encojo, me coloco en posición fetal. No dejo que nadie me toque. Él trata de descansar a mi lado, pero no puede evitar mirarme, mirar cómo lloro en silencio. No me acaricia. Una parte de mi lo desea, otra no, no quiero transmitirle el veneno que llevo dentro, no quiero que me abrace y explote a llorar. No quiero que me siento un grano de arena en este universo, ese grano de arena que se convirtió en abismo, que luego pasó a ser sol y murió siendo un agujero negro.

Le miro, me seco las lágrimas. Intento esbozar una sonrisa, pero es imposible. Es la primera vez que le veo triste y serio. Pasa el umbral, me toca el pelo. A pesar de estar enredado, lo acaricia como si lo llevara lacio como antes. Me siento invadida. El corazón va a estallar de amargura.

Se acerca más, me quita la almohada que abrazo, sujeta mi cuello y lo acaricia con delicadeza. Todo termina en un abrazo. Me duele tanto el corazón que no puedo con su peso. Lo tengo henchido, engrandecido. Me duele cada latido, pausado pero fuerte, cada vez más fuerte.


Quiere salir de la caja torácica. No le dejo. No puedo evitar que las pequeñas gotas de lágrimas se redondeen aún más y aumenten de tamaño. Lloro y me siento pequeña. Su mano recorre mi espalda, me aprieta contra él. Poso mi cara en su pecho. Mis lágrimas traspasan su cuerpo. Él sigue en silencio y espera. Espera a que me quede dormida, agotada de tanto llorar. Y luego viene la ansiada oscuridad.

martes, 17 de junio de 2014

Vuelvo a ti




Retomo el camino de vuelta
a tu corazón malherido,
me siento cansado y solo,
asustado por si te he perdido.

Largos meses de batalla
me tuvieron alejado de tu torre,
meses de guerras perdidas
de perdidas ilusiones.

Vuelvo cansado y curtido
de luchar contra mi mismo,
de vencer miedos ocultos
de esquivar negros hechizos.

Retomo el camino de vuelta
a tus praderas serenas,
a la fuente de tu boca,
al calor de tus latidos.

No soy nadie por el mundo
porque el mundo se ha ido,
regreso a tus veredas
para buscar lo perdido
y te encuentro sonriendo…

No hay reproches, no hay rencillas,
me recoges en tus brazos
sin preguntar lo que he sido,
me das un beso y en eso,
 llora el alma del cautivo.

Vuelvo para quedarme mi vida,
déjame tomar abrigo
al arrullo de tus labios,
al calor de tus sentidos,
llego y me das un beso y en eso,
llora mi alma,
¿dónde he ido?






                                                                   Autor:
                                     Luis Angel Gómez Vélez

miércoles, 4 de junio de 2014

Muriendo por dentro: Canción de cuna



Verla me hacía soñar, contemplarla me hacía sentir dichoso, sus cabellos rubios iluminaban los sórdidos sótanos de oscuridad entre tanta gente. Sus ojos azules me hacían sentir en un océano de felicidad.

El amor nunca se dio. Tan insignificante soy en tu mundo, te escondes lejos,
perdida, bajo las cloacas, si yo hubiera muerto nunca te hubieras entristecido.

Rosas muertas en tu ventana, desde ahí me observas, preferiría una mirada de odio antes que mil sonrisas forzadas, siempre fui yo a quien despreciaste. ¿Dónde está la luz? Seguramente llorando entre las sombras.

Ondina que cantabas nanas en mis oídos, dormía bajo tus pechos, despertaba en ilusiones falsas que manipulabas a tu antojo. ¿Dónde está la oscuridad? Ahí sentiré menos frío.

No más historias acerca de ella. Es tarde, demasiado tarde, el dolor se apoderará de mí, y la Muerte, afuera, buscará los pecados que cometí.

Irrisorio, invisible, ése es mi sino. Ahora, tus lágrimas no significan nada para mí, no soy lo suficiente para ti como para llorarte. No me vas a escuchar si te digo “lo siento”.

Cae la lluvia, la música del carrusel se apaga lentamente, toda luz se torna oscuridad. Los juguetes de tu habitación se van rompiendo.

A través de la niebla oigo oscuras criaturas cantando terribles canciones. El amor nunca se dio. Aquí tengo una nana para que cierres los ojos, ahora duerme, quédate solo en mi memoria amada mía. Adiós.


Autor: 
Felipe de la Cruz.

En twitter : @HacedorH 
Blog del Hacedor de Historias, www.hacedordehistorias.com 
Y en mis Relatos Cruzados,  www.relatoscruzados.com







lunes, 2 de junio de 2014

La rosa roja




Fue una rosa roja, de fragancia divina,

 lo que sacó mi alma de la melancolía;

 al notar tu presencia, sentí gran alegría

 y el resplandor de tu mirada iluminó mi vida:

 tu cuerpo es una musa, tu pena es mi tristeza
,
 tu hablar es una melodía, tu felicidad es la mía.








                                     Autor:
                                                    

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@typ3en1 

Interesado en temas de comunicación, educación y cultura. Books, music, quote & english.
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